Pies para qué los quiero… si tengo chancletas para volar.
Aunque desconozco si Frida Kahlo gustaba de este calzado, pues siempre escondía sus doloridas piernas entre largas faldas, no me puedo imaginar otro mejor para soportar el calor húmedo de Coyoacán. Pero sí reconozco que ver unas chanclas me recuerda al verano, a viajar, a estar en el agua, al olor a flores y barbacoas,a volver de la playa cuando ya ha anochecido. Para mi son las chanclas, pero para otros son las ojotas, o las chinelas, o las romanitas, las que traen recuerdos estivales. Como todo calzado, esconde una buena historia tras de si.
Las chanclas o sayonaras, como las llaman en Perú, tiene su orígen en Japón, aunque otras muchas culturas de la Antigüedad usaron calzados similares. Básicamente, una suela agarrada por dos cintas que pueden ser de plástico, piel o tela que se sujetan entre el dedo gordo y el segundo dedo del pie y a los lados del talón.
En cada país de Latinoamérica se emplea una palabra distinta para denominar este calzado, que se usa prácticamente a diario. Chinelas o chancletas es entendido por todos, pero lo que para un peruano es una sayonara, para un uruguayo son las ojotas, lo que en Cuba es un mete-deos, en Colombia es un tres-puntadas y lo que en Brasil son unas havaianas, en México son unas bulebules. Por eso, si nos entran dudas, lo mejor es pedir solamente por unas sandalias.
4 thoughts on “Pies para qué los quiero”
Qué buena la historia :). Hace poco leí en una revista un artículo de una pedicura que no son malos para nada para los pies las chanclas o cómo los quieres denominar ;). Dan buena protección a suelos duros.
Bueno, desde luego no son el calzado ideal para hacerse el Camino del Inca, pero para el veranito de playa y chiringuito, son perfectas!
Jaja no eso es cierto.
Aquí el último grito en sandalias de pescador ( y no precisamente del Papa…)
http://hurbilagomascerca.files.wordpress.com/2011/05/sandalias-pescado1.gif