La quinoa es un psuedocereal, consumido sobretodo en las regiones andinas de Sudamérica. Un auténtico boom nutritivo que puede ser cultivado hasta los 4.000 metros de altura. Sagrada y venerada por los Incas, este alimento de los dioses ha irrumpido con fuerza en la cocina más internacional.

Este alimento sólo es posible en regiones de gran altura y es por eso, que a diferencia de muchos otros alimentos americanos que sí invadieron la dieta europea, la quinoa mantiene una relación incondicional con su medio, hostil. Debido sus propiedades nutritivas, la convirtieron durante siglos en un pilar secreto y fundamental para la supervivencia de la población indígena, de escasos recursos. Hoy en día ese equilibrio ancestral entre la quinoa y sus productores se ha visto alterado desde la popularización de este preciado producto.

Sus propiedades son amplias y bondadosas: el promedio de proteínas en el grano es de 16 %, pero puede contener hasta 23 %, lo cual es más del doble que cualquier cereal, no contiene gluten, posee los 8 aminoácidos esenciales para el ser humano y aporta importantes cantidades de arginina e histidina, básicos para el desarrollo humano durante la infancia. Será por eso que era considerada por los Incas una comida sagrada y por eso mismo que el año 2013 ha sido declarado por la ONU Año Internacional de la Quinoa, para resaltar y proteger los beneficios nutritivos de esta planta de altura.

Esta planta produce un grano que para ser consumido debe ser pelado y lavado abundantemente. Se pueden añadir en la sopa, o tostar para hacer harina, fermentar para hacer chicha, cocer con leche o hacer panes y pastas. Con ella se pueden elaborar platos exquisitos, como estas buenas recetas. Además, adquirirlo no es costoso ni difícil, ya que es común encontrarlo en tiendas de productos biológicos y especializados.

A ver si a vosotros también os engancha!